Consultor
La periodista, Vilma Ibarra de la columna “Hablando Claro” publicado en el Periódico “La República”, publicó un artículo, que con gran complacencia ha distribuido la Oficina de Prensa del Ministerio de Educación Pública.
Aparentemente doña Vilma no conoce (no sabe) o lo ignora voluntariamente, que por años hemos tenido un sistema de gobierno REACTIVO y no PROACTIVO. Esto significa, ni más menos, que cuando se trata del beneficio de los administrados, el gobierno solo actúa ante “estímulos”, por lo que, sin la presión que ha tenido el gobierno en los últimos días por la Huelga de los Educadores, la solución, casi seguro, no estaría para este mes de mayo, sino para dentro de uno o más meses.
La periodista habla de resistencia al cambio, un tema de por sí, bastante manoseado por quienes, precisamente, se resisten al cambio. Manifiesta la articulista: “La resistencia al cambio nos resulta casi connatural. A nosotros no nos gustan las alteraciones de nuestra vida, anclada en ciertas certidumbres; aunque estas sean vetustas o del todo obsoletas”.
No descubre, por cierto nada nuevo, respecto de la resistencia al cambio puesto que la literatura administrativa y sociológica lo han publicado abundantemente y de forma científica. Lo que sí llama la atención es cuando doña Vilma manifiesta que “a nosotros no nos gustan las alteraciones de nuestra vida, anclada en certidumbres; aunque estas sean vetustas o del todo obsoletas”.
Pero es que Doña Vilma no puede
entender que la alteración de la vida de los educadores, en el caso que motiva la
huelga no está basada en certidumbres vetustas ni obsoletas. Lo que ha habido
es UNA ALTERACIÓN de la vida basada en una certidumbre “real”, que nunca se torna
vetusta (vieja) y, menos aún obsoleta; se trata de la vida misma, de las necesidades
del ser humano que, según el gran Sicólogo Norteamericadno Abraham Maslow,
constituyen las necesidades básicas y primordiales de ser humano en la escala
jerárquica de las necesidades, pudiendo prescindirse de cualesquiera otras,
menos de ellas; valga mencionarlas: alimentación y abrigo (vestuario), a las
que, para hacer perder validez a los argumentos de la periodista, podemos
sumarle otras que al igual que ella, por su “estatus social”, ya han alcanzado
los educadores, y me refiero a su imagen como profesionales, a sus compromisos
con la sociedad que, al igual que el Ministro de Educación y otros jerarcas de
alto rango deben cumplir en el ámbito económico y social.
En
lo que sí, quizás inconscientemente, acierta Vilma Ibarra es cuando afirma que “De
modo que es difícil convencernos de que hay mejores maneras de hacer las cosas
o que podemos dar otros pasos que probablemente nos permitirían avanzar hacia
más y mejores estadios de prosperidad”.
Pero
lo anterior, debió habérselo dicho a los administradores de las finanzas
públicas, de los recursos humanos y de los sistemas de información del MEP,
quienes, sin lugar a dudas pudieron hacer las cosas de mejor manera sin que los
educadores tuvieran que sufrir las graves consecuencias de limitarle el
alimento a sus familias y el suyo propio, sin que los maestros y profesores se
vieran imposibilitados para pagar sus pasajes para trasladarse a sus trabajos,
sin que, los educadores tuvieran que poner sus caras en vergüenza por no poder
cumplir con sus obligaciones o deudas, algunas incluso con instituciones públicas
y sin que, los educadores tuvieran que incurrir en costos buscando créditos con
sus respectivos costos financieros y, algunos ser “carga” para sus familiares.
Dice
en su artículo la comentarista “Divago sobre esto en un intento por
comprender por qué los estudiantes del sistema público deben asumir las
consecuencias de una huelga en la que no se logrará una reivindicación…”
Yo
no divago, pero sí mantengo la preocupación de las consecuencias de la huelga, huelga
que, a diferencia de muchas otras comparto y me solidarizo con los colegas
educadores. Pero yo pregunto, será que doña Vilma Ibarra pretende trasladarle
la responsabilidad de dichas consecuencias a los educadores, como si éstos
hubieran provocado el caos en los sistemas de información del gobierno, como si
los educadores hubieran omitido las pruebas de rigor antes del lanzamiento de
un sistema informático, como si los educadores fueran los administradores de
planillas, recursos humanos y sistemas financieros. A mi parecer, se equivoca
la periodista en su apreciación que la condujo a un aparente velado “ataque” a
los educadores, librando de culpa a quienes realmente la tienen.
Concluyo
preguntándole a doña Vilma Ibarra de “Hablando Claro”. ¿Se informó sobre si las
autoridades del Ministerio de Educación Pública –MEP-, ante el conocimiento de
que los educadores no estaban recibiendo su salario desde el mes de febrero o
lo estaban recibiendo incompleto, tomó acciones para paliar su situación?
¿Investigó si el MEP dispuso de un fondo de créditos rápidos, sin intereses,
para que los educadores que no recibieron sus salarios cubrieran sus
necesidades básicas? ¿Averiguó si el MEP, cubrirá los costos en que hayan
incurrido los educadores en la búsqueda de créditos en entidades financieras,
tales como intereses, gastos de formalización, gastos de viaje, etc.? No debe
olvidar la señora Periodista que dinero sí hay ¿o no se acaban de gastar Ȼ239.000.000.00,
en la inauguración del Festival Estudiantil de Las Artes, como lo informó “La Prensa Libre”?.
Debería
doña Vilma Ibarra de “Hablando Claro”, divagar sobre estos puntos y darle a los
educadores el beneficio de la duda y, si está dentro de sus competencias, “eximirlos”
de las responsabilidades por las consecuencias de una huelga que nadie desea y
menos quien suscribe este comentario.
SI DESEA LEER EL ARTÍCULO DE VILMA IBARRA, ENVIADO POR LA OFICINA DE PRENSA DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓN PÚBLICA. LÉALO AQUÍ
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